viernes, 30 de enero de 2015

Dios Atiende a los Humildes




Bueno o se peinan o se hacen rolos… Pero si solo había pasado un mes y medio desde que habían salido de Egipto y habían visto el milagro del mar abriéndose para que todos ellos pasaran hasta el otro lado, y entonces los encontramos quejándose porque quieren comer carne.  Y se les ocurre decir que en Egipto quedaban satisfechos cuando comían. Pero si ellos mismo clamaban a Dios que los libertara de la opresión de los egipcios.  No se trata de que quisieron comer carne.  Estoy segura de que de haberlo pedido en otra actitud no hubiese enfurecido tanto a Moisés ni a Dios. ¡Si aprendiéramos a hablarle a Dios! Así que Moisés le presentó la petición a Dios y Dios le dijo: “vamos a darle carne hasta que se les salga por los ojos” (es una interpretación mía de lo que dijo el Todopoderoso).  Y así fue.  Lee la historia en el capítulo 16 de Éxodo para que veas que no es recomendable hacer enfurecer a Dios.   No es necesario ser sarcásticos ni antipáticos con Él…después de todo, Él es Dios.  

Ha sido un maravilloso tiempo de oración donde hemos aprendido que los hijos de Dios conversan con Él y que hay diversas maneras de acercarnos a su presencia.  Dios nos entiende.  Dios nos conoce.  Dios nos ama.  Dios nos escucha. Una y otra vez Él nos invita en su palabra para que nos acerquemos a El confiadamente, sí, confiadamente.  Y también debemos acercarnos con humildad porque dice su Palabra que Él atiende a los humildes y rechaza a los soberbios (Yeap… en ocasiones Dios rechaza).  Solo ha pasado un mes desde que comenzó el año.  No renuncies a tu plan de acercarte a Dios.  No desees la condición de vida pasada, no desees volver a donde estabas.  No te unas a la multitud de los que caminan por la vida hablándole a Dios de manera áspera.  Habla con Dios acerca de todo en tu vida, sí…  Hazlo, con temor reverencial para que no sufras lo que sufrió aquél pueblo.                      
       
                       Miriam E. Figueroa, Pastora

viernes, 23 de enero de 2015

¡Danos Hoy el Pan de Cada Día! Mateo 6:11

La verdad es que pasadas las navidades muchos comienzan “la consabida dieta” cuando se dan cuenta de las libras que aumentaron por haber comido tanto en las festividades.  El asunto es que hay tanta abundancia en esos días que donde quiera que vamos nos ofrecen algo para “picar” (y no necesariamente es un cuchillo).  Y vamos por ahí diciendo que sí a todos sin pensar que no somos un barril sin fondo. Hasta que finalmente un buen día de enero nos pesamos y la balanza inmisericorde nos dice en la cara la gran verdad.  ¡Aumentaste!

En la oración del Padre Nuestro Jesús le enseñaba a sus discípulos  a pedir a Dios el pan de cada día o sea, la alimentación necesaria para nuestro cuerpo  diariamente.  Debemos ser más cuidadosos y suplicarle a Dios nos libre de la glotonería, de este mal hábito de comer tanto.  Esta misma conducta que a veces no nos deja ayunar, esta misma que a veces nos hace ganar un peso exagerado, esta misma que exige de nuestro cuerpo tanto.

Jesús dijo “Yo soy el pan de vida”.  Creo que pudiéramos comer más de Jesús, más de su cuerpo partido por nosotros.  Debiéramos rememorar más su sacrificio en la cruz que tantas bendiciones nos otorga.  Debiéramos separar más tiempo para consumir su vida. Señor, danos tu pan, danos tu vida que estamos hambrientos de ti! 

                                                                           Miriam E. Figueroa, Pastora