Ha sido un maravilloso tiempo de oración donde hemos aprendido que los hijos
de Dios conversan con Él y que hay diversas maneras de acercarnos a su
presencia. Dios nos entiende. Dios nos conoce. Dios nos ama.
Dios nos escucha. Una y otra vez Él nos invita en su palabra para que
nos acerquemos a El confiadamente, sí, confiadamente. Y también debemos acercarnos con humildad
porque dice su Palabra que Él atiende a los humildes y rechaza a los soberbios
(Yeap… en ocasiones Dios rechaza). Solo
ha pasado un mes desde que comenzó el año.
No renuncies a tu plan de acercarte a Dios. No desees la condición de vida pasada, no
desees volver a donde estabas. No te
unas a la multitud de los que caminan por la vida hablándole a Dios de manera
áspera. Habla con Dios acerca de todo en
tu vida, sí… Hazlo, con temor reverencial
para que no sufras lo que sufrió aquél pueblo.
Miriam E. Figueroa, Pastora